
Este jugador, que jamás ganó ni ganará el balón de oro, y que nunca fué otra cosa que un oportunista engordado por la prensa, ha dejado ver de este modo su personalidad auténtica. La prensa lo ha ocultado, y la noticia no ha trascendido a la mayoria de medios nacionales, para seguir manteniéndolo como estandarte del madridismo. A su mal humor, chuleria, y arrogancia de siempre, tampoco desvelados nunca por los poderes mediáticos, pero que los fisioterapeutas o el personal de otros equipos si confiesa en pequeños feudos, se suma ahora el carácter pesetero y mercenario del que "tira del carro". (Siempre que el carro vaya cargado billetes calentitos).
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