Estamos asistiendo ultimamente a una vergonzosa conjura para dar márgen al Madrid en la clasificación ligera. Borbalán fué esta vez el encargado de dejarse a un lado la ética, con una actitud propia de los mercenarios a sueldo. Los codazos eran castigados con tarjeta amarilla en el caso de los culés, pero no así para los perros de presa de la capital. Xavi Hernández fué uno de los que decidió no callarse ante la conjura, y recibió por ello las amenazas de Borbalán...al parecer no se puede protestar si los contrarios impiden sacar una falta. Los Atléticos, por llamarles algo, sacaban las faltas (así como los saques de banda) desde donde les daba la realísima gana, recibían saques de banda adicionales, y se permitían agredir sin consecuencias de manera sistemática.
Los jugadores del equipo casero hicieron gala de sus rastreras artes, buscando el penalti una y otra vez, pidiendo aun más favores al colegiado, calentando al público, protestando por todo y sin admitir ni las agresiones más claras. Hubo un hecho insólito y desmesuradamente descarado: no emitir un tiempo de descuento..de modo que Borbalán podía estimar el tiempo a su antojo, y así lo hizo, descontando 5 minutos y medio.
El público, por su parte, no necesitaba tampoco que lo jalearan demasiado, haciendo gala de fascismo en sus cánticos. Si Franco levantara la cabeza, estaría contento de ver logrado el objetivo de que alguien vociferara "Que viva España" a los catalanes. En fín, esa afición de falsos antimadridistas se puso solita en su sitio. Al final, ni con esas arrancaron un sólo punto...eso si, lesionaron a Messi, y seguro que (viendo su filosofia de juego) más de uno estará contento con eso.
Los jugadores del equipo casero hicieron gala de sus rastreras artes, buscando el penalti una y otra vez, pidiendo aun más favores al colegiado, calentando al público, protestando por todo y sin admitir ni las agresiones más claras. Hubo un hecho insólito y desmesuradamente descarado: no emitir un tiempo de descuento..de modo que Borbalán podía estimar el tiempo a su antojo, y así lo hizo, descontando 5 minutos y medio.
El público, por su parte, no necesitaba tampoco que lo jalearan demasiado, haciendo gala de fascismo en sus cánticos. Si Franco levantara la cabeza, estaría contento de ver logrado el objetivo de que alguien vociferara "Que viva España" a los catalanes. En fín, esa afición de falsos antimadridistas se puso solita en su sitio. Al final, ni con esas arrancaron un sólo punto...eso si, lesionaron a Messi, y seguro que (viendo su filosofia de juego) más de uno estará contento con eso.









1 comentario:
Eso de "falsos antimadridistas" no te lo crees ni tú. Bastante más que los culés, fruto de la convivencia forzosa en la misma ciudad.
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