
Al término de la primera parte tan solo una palabra podía describir mi sensación: ASCO. Sentía asco de comprobar como se volvían a poner en práctica las estrategias que tantos títulos ha concedido al indigno madridismo. A sabiendas de que el partido contra el máximo rival se les podía complicar, como viene sucediendo en los últimos años, el estamento arbitral tenía una consigna muy clara: parar al Barcelona, costara lo que costara, contra el único equipo de entidad al que les quedaba por enfrentarse antes del clásico. Este equipo, la Villa del Real, sabedor de esta circunstancia, supo aprovechar muy bien el desconcierto que crea en un equipo (por muy grande y genial que sea) el hecho de que te anulen un gol COMPLETAMENTE LEGAL desde todas las perspectivas posibles. Eso hizo que el partido pasara de un 2-0 a un 1-1, con el consecuente desgaste energético que suponía a los de Guardiola tratar de ganar este partido. Antes de comenzar el segundo tiempo pensé: "si hay algo de justicia en este mundo, la segunda parte debe ser histórica. Los jugadores deben estar en el vestuario diez veces, que digo diez, ¡100 veces! más asqueados e indignados que yo por el descarado robo al que se están viendo sometidos. Si Guardiola fuese capaz de canalizar toda esa rabia que sienten sus jugadores y sacar lo mejor de ellos, lo que veremos en el segundo tiempo será único."
Y así fue, señores. El Barça hizo pura poesía. Jugo al FÚTBOL, con mayúsculas. Ni la vergonzosa permisividad del arbitro con el juego agresivo y provocador de los amarillos pudo parar a un Barça de ensueño. Sacaron garra y clase a partes iguales, el juego era preciso y precioso en los pequeños espacios, pero en la dinámica global, el equipo se movió por todo el campo de forma espectacular. Durante los 45 minutos que duró la segunda parte fui consciente de que realmente este es EL MEJOR EQUIPO DEL MUNDO. No solo reúne a los mejores y más humildes futbolistas del planeta, sino que todos tienen un patrón común, les gusta ganar gustando. Eso es lo que siempre les diferenciará del Madrid.
Y el final todos lo conocéis: se hizo justicia. El submarino amarillo fue hundido por una auténtica avalancha de torpedos. Este Barça es imparable cuando pone toda la carne en el asador. Y me alegré enormemente de que la herejía blanca no se saliese con la suya. Con este Barça no podéis.
Por cierto, Garrido, el entrenador del Villareal, quiso provocar a Guardiola diciéndole "no protestes el gol anulado que ya te hemos marcado uno". Y desde aquí yo le digo a Garrido: "deja ya de provocar a Guardiola, que el Barça te ha meado"









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