Un suave poema para, el Rambo Portugués
Jamás siente las piernas (dice el Fiera)
ellas buscan los huesos azulgranas
de hematomas contrarios amalgama
destruyendo a la magia futbolera.
Y su Coronel Trautman lo defiende
pues Rambo no es su gato, es un perro,
también es genial cual testaferro
que admira a su jefe y de él aprende.
¡Por qué, por qué, porqué!, brama llorando
el Coronel. ¡Porqué es que no se puede
dejar a las rodillas bien colgando!
No se puede, payaso lagrimero,
no se puede pues el fútbol es sagrado.
Que esto no es la guerra, forastero…
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