El diario As, lugar donde escribía el nuevo ministro Wert, no se corta a la hora de presumir del madridismo del gobierno pepero. Hoy nos sorprenden con un artículo donde afirman que Rajoy lleva 25 años como socio del Madrid, y que no hay ningún ministro culé en su gabinete por nueve merengues y otros tres repartidos entre Español, Atlético y Las Palmas.
Están muy pesaditos con el tema. Publicar estas noticias, si nos paramos a pensar en el sentido que tiene, solo puede ir destinado a tranquilizar a la afición merengue... a decir que vienen buenos tiempos, y sabedores de que los ayudarán, no se muestran avergonzados ni rechazan la parcialidad, sino que presumen de ella y de paso nos provocan la indignación a los que jamás entenderemos que un aficionado de un equipo consienta el robo, y se justifique inventando que los demás también lo hacen o lo harían si tuvieran la ocasión.
Todos no somos iguales, y dentro de los posibles parecidos que existen entre unos y otros, jamás caeria en el error de querer emular al madridista, víctima complacida de las secuelas de su ignorancia. Son un producto de la desinformación, de los mensajes y consignas que jerarquizan la calidad o valía de los diferentes españoles mediante dosis repetidas de "malinformación" y adoctrinamiento. Todos padecen un odio al catalán que no saben explicar ni justificar. Te sueltan de repente falsos titulares sobre la obligatoriedad de la lengua catalana, que vieron u oyeron en intereconomia y medios similares.
Se agarran a la bandera para convertirla en un símbolo de "su idea" de nuestro pais, el de todos, el que se rompe, el que se resquebraja ante los nacionalismos... Siempre exhibiendo el miedo, el oscurantismo, la superstición y otras muchas malas costumbres que anidaron con fuerza en la media España más cobarde, desprovistos de la profundidad necesaria en su calidad humana para comprender que la diversidad es hermosa y enriquecedora.
Están muy pesaditos con el tema. Publicar estas noticias, si nos paramos a pensar en el sentido que tiene, solo puede ir destinado a tranquilizar a la afición merengue... a decir que vienen buenos tiempos, y sabedores de que los ayudarán, no se muestran avergonzados ni rechazan la parcialidad, sino que presumen de ella y de paso nos provocan la indignación a los que jamás entenderemos que un aficionado de un equipo consienta el robo, y se justifique inventando que los demás también lo hacen o lo harían si tuvieran la ocasión.
Todos no somos iguales, y dentro de los posibles parecidos que existen entre unos y otros, jamás caeria en el error de querer emular al madridista, víctima complacida de las secuelas de su ignorancia. Son un producto de la desinformación, de los mensajes y consignas que jerarquizan la calidad o valía de los diferentes españoles mediante dosis repetidas de "malinformación" y adoctrinamiento. Todos padecen un odio al catalán que no saben explicar ni justificar. Te sueltan de repente falsos titulares sobre la obligatoriedad de la lengua catalana, que vieron u oyeron en intereconomia y medios similares.
Se agarran a la bandera para convertirla en un símbolo de "su idea" de nuestro pais, el de todos, el que se rompe, el que se resquebraja ante los nacionalismos... Siempre exhibiendo el miedo, el oscurantismo, la superstición y otras muchas malas costumbres que anidaron con fuerza en la media España más cobarde, desprovistos de la profundidad necesaria en su calidad humana para comprender que la diversidad es hermosa y enriquecedora.
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