El madridismo celebra una derrota como la consecución de un logro memorable. Los medios mienten consecutivamente cada vez que pretenden vendernos una mejoría del madrid o una línea ascendente en su dinámica de grupo. El juego de los blancos fué el mismo de toda la temporada, y si no encontraron la asfixia que esperaban en el Camp Nou no fué por méritos suyos, sino por un Barcelona que se olvidó de relajarse y jugar como sabe. No es la primera vez en esta temporada que el club catalán hace parecer más grande a un rival, porque experimenta una especie de "aburrimiento" a la hora de tocar y tocar. Antes no se cansaban de jugar, de poseer el balón y manejar el juego, pero recientemente comenzaron a precipitarse en el pase, a intentar conectar con compañeros en posición dificultosa, a entrar en el baile de balones aéreos cabeceados de un lado a otro, a no apurar la posesión (antes aguantaban hasta verse realmente en necesidad de soltar la pelota a un compañero y con ello generaban el hueco). En definitiva, no valoran tanto el hecho de conservar la pelota, y quizás exista también algo de falta de concentración. Hasta aqui todo puede ser un momento transitorio de cansancio, una necesidad de innovar en el juego por monotonia, pero lo realmente preocupante es que por momentos, los jugadores estaban parados, no basculaban para ofrecerse, y los centrocampistas llegaban a un punto donde se veian obligados a pasar atrás o arriesgar en un pase suicida.Es evidente que el Barcelona podría haberse merendado al madrid de haber sido fiel a si mismo. Eso lo saben los blancos, por mucho que lo niegen se encontraron con un Barça peor, no con un madrid mejor. Los culés estuvieron nerviosos e impacientes todo el primer tiempo.
Pero no sólo podemos justificar la corta diferencia del resultado por esta precipitación nerviosa del Barcelona en los primeros 45 minutos. El árbitro (Undiano Mallenco) tuvo la misión de repartir las tarjetas amarillas por el conjunto blanco con el fin de no expulsar a nadie (hasta el minuto 44 del segundo tiempo, cuando se quiso lavar la cara igualando a 10 jugadores con la expulsión de Lass, momento en el que ya no tenía trascendencia para el encuentro pero si quedaba reflejado en las cifras globales). En el instante de expulsar a Busquets (minuto 17 del segundo tiempo), el Madrid tenia 3 amarillas distribuidas entre diferentes jugadores, mientras que en el Barcelona sólo había dos, y al mismo. El madrid basó su juego en cortar el contragolpe con faltas al arranque de cada jugada culé. Y cuando hizo lo mismo el Barcelona , no dudó el colegiado en sacar amarilla, como la primera a Sergio Busquets, que le costaría la expulsión por la segunda en una mano. De haber sido blanco el color de su camiseta, Undiano habría mirado antes si tenía amarilla y se hubiera olvidado de sacar la segunda. Eso lo sabemos todos.
Después sacó dos tarjetas más al madrid cuidádose de no repetir. Hasta el minuto 89, que vería la segunda Lass, el Madrid recibió 5 amarillas bien repartidas, mientras el Barcelona no había pasado ni pasaria ya de las dos que nombramos antes.
El payaso del linier (el famoso Fermín el del banderín) se dedicó a sacarse fueras de juego de la manga, y a sesgar las decisiones en las que pudo intervenir. Se vió su odio a todo lo azulgrana cuando Alves reclamó en la zona de corner no haber hecho falta...Fermin lo persiguió como un poseso para increparle.
En definitiva, la conclusión que podemos sacar hoy es que, incluso con un dia malo del Barcelona, con ayudas arbitrales de todo tipo para el rival, jugando los últimos 30 minutos con uno menos, y teniendo a su Cristianito disponible, la tiranía sigue siendo tan insuficiente para compensar el juego mediocre de un equipo también mediocre, que perdieron por un gol que sabe a Ibra.
El payaso del linier (el famoso Fermín el del banderín) se dedicó a sacarse fueras de juego de la manga, y a sesgar las decisiones en las que pudo intervenir. Se vió su odio a todo lo azulgrana cuando Alves reclamó en la zona de corner no haber hecho falta...Fermin lo persiguió como un poseso para increparle.
En definitiva, la conclusión que podemos sacar hoy es que, incluso con un dia malo del Barcelona, con ayudas arbitrales de todo tipo para el rival, jugando los últimos 30 minutos con uno menos, y teniendo a su Cristianito disponible, la tiranía sigue siendo tan insuficiente para compensar el juego mediocre de un equipo también mediocre, que perdieron por un gol que sabe a Ibra.









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