Hay que dar el empate a uno por bueno...porque el Manchester no hizo otra cosa que jugar al estilo Madrid. Sin embargo, que el MAN U no se comportara como el equipo que esperábamos ante un Madrid fallón y precario, no quita que denunciemos aqui varias evidencias notables a lo largo del encuentro en lo que a arbitraje se refiere. El alemán Félix Brynch permitió al Madrid cortar sistemáticamente las contras del equipo visitante con agarrones y derribos que no vieron una sola tarjeta amarilla. Era muy evidente su aplicación desigual de la ley de la ventaja. Vimos como cortaba un contragolpe del Manchester cuando un jugador de los reds era derribado pero otro compañero suyo se llevaba la pelota con peligro. Para asegurarse de que el Madrid se replegaba, autorizaba una sustitución de un jugador blanco en ese mismo momento.
Al final, no permitió un saque de corner del Manchester...lo que provocó la protesta de los jugadores de Ferguson tras el pitido final. Por cierto, Sergio Ramos debió ser expulsado por soltar los codos en un par de ocasiones. La primera en el minuto 16 a Evans, con un codazo en la cara que no fue ni falta para Brynch. Si era cuando el codo pertenecía a Valencia, en la segunda parte.
También perdonó la posible expulsión a Varane, que agarraba al delantero rival siendo el último defensa.
De cualquier modo, un empate a uno que debemos dar por bueno para la vuelta. Lo único que preocupa es el factor desequilibrante que puede suponer para la balanza la influencia de Florentino en Europa.
1 comentario:
Lo del mamoneo de los árbitros es una batalla perdida. 24 horas después del córner que no dejaron sacar a los ingleses (si le hubieran hecho eso a Llourinho estaría hablando de robo durante los próximos 10 años), el trencilla de turno se comporta en el otro extremo de la sinvergüenza: alarga el descuento un minuto más de lo que había anunciado y el Rubin Kazan mete gol. Claro, si el Atlético hubiera sabido que habría dado tiempo para la jugada del contraataque, anda que habría hecho subir a su portero... En fin, repito lo primero que he dicho: lo del mamoneo de los árbitros es una batalla perdida.
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