Que griten! que griten! en el coro de su sepelio

¿Dónde quedaron esos Don Quijotes capaces de evitar que se impusiera el mangoneo? En Alemania seguro que no.
Hoy, justo hoy, como si se tratase de una burla ensañada, la LFP considera que no existió irregularidad alguna en la operación Neymar. Y hace unos dias era la FIFA la que dejaba de pronto en suspenso una sanción para el Barcelona por otra supuesta "irregularidad" que nadie nos ha explicado.

No puedo entender a qué conjunción luminosa de casualidades astrales le achacan, los mediocres de criterio, el porqué de una sucesión así de procesos abiertos en ristra contra un mismo objetivo. 

Es como si te escupen a la cara la verdad y te la limpias con la manga de la camisa para afirmar acto seguido: parece que llueve. Desde los tiempos del fútbol demócrata, no existió tal despliegue de actuaciones oficialmente pútridas que, rebasando la tradicional línea de intervención y derribo con artillería mediático-arbitral, llegaron a sumar a su arsenal a poderes fácticos de todo tipo, implicados en la corruptela de nuestro país, y voraces pagadores de deudas derivadas de constructoras y contratos amistosos de trueque. La cuestión es que incluso se provocó la salida de un presidente que, aunque fuera o no un mal presidente, no tendría que haber salido de esa manera con lo que supone para un club y sus cimientos internos. 

Ya dijo el propio Rosell que no sacarían nada en claro del asunto Neymar. Y la de hacienda sentándose en el palco, extrabajadora de Floren, de Sacyr,....tela marinera para cortar.

Y hoy, el pueblo estúpido, el descerebrado ejército de polillas nocturnas, se atizarán de bruces contra una luz artificial construida a través de la suma de mil mentiras, para lograr hacerte adorar al propio diablo a la vez que piensas estar adorando a Dios. Algo así como ocurre con la Iglesia Católica Apostólica y Romana. 

Mucho imbécil cantará goles, sin saber que está cantando el himno de su propio entierro. Dejádlos que se descabecen en párvulos excesos. El mañana les hará morder de nuevo el polvo, como se merece un pueblo incapaz de despertar, de madurar, de hacerse grande. Y nosotros, pocos pero cuerdos e iluminados, hoy o mañana seguiremos teniendo la frente alta y el pecho henchido por ese calor que tan solo las causas justas logran incubar en las almas avezadas.