El Schalke y las pataletas

El Madrid estuvo a punto de pifiarla frente al Schalke. Solo de imaginar esa posibilidad me subía por las piernas un cosquilleo maquiavélico. Por poco se apean de Champions un día cualquiera de su alfombra roja hacia semifinales, y a pesar de no consumarse, se confirmaba con rotundidad ante los ojos incrédulos lo que vine defendiendo desde hace semanas, que el Madrid no juega a nada. Basta con detenerse a apreciar que en Europa o en el mundo entero no se habla de su estilo ni se alaban las cualidades del conjunto que "ganó" la última competición Europea. El Atlético de Madrid o el Barcelona siguen por encima en repercusión futbolera, y a una distancia importante.

Ancelotti habría tenido que hacer las maletas en caso de derrota, y probablemente el madridismo sediento de venganza hubiera pedido la cabeza de Florentino. Pero ocurrió que el Schalke no venía mentalizado, y cada vez que alcanzaba la ventaja que le ponía a las puertas del pase a la siguiente ronda con un solo gol más, le temblaban las piernas. El engreido bajuno de pocos valores llamado Cristiano se permitió insultar a su afición después de marcar. Vergonzosamente los comentaristas se dedicaron a tapar lo que mostraban las imágenes. El señor Manolo Lama elogiaba los testículos de Ronaldo, como si anhelase hacer honor a su propio apellido en un gesto placentero para el luso. Irina ya estuvo ahi y su testimonio reciente deja en muy mal lugar los dones que Manolo intuye.

Cambiando de terreno, pero no de personaje, el señor CR persiste en su pataleta hacia los medios. Todos tienen que ser como Manolo, o eso o nada. Su mosqueo se escuda en el abordaje que se hizo de su fiesta de cumpleaños planificada a pesar de tener en frente a todo un Atlético de Madrid. La osadía le costó cara (4 goles), pero ni corto ni perezoso siguió adelante con la fiesta y luego culpó al mensajero. Ahora no habla con la prensa, y no hablará hasta final de temporada, según dice. Pero ayer en una de tantas radios madridistas de nuestro país se preguntaban "¿que hará cuando tenga que dar la cara para ganar dinero con algún anuncio?"....¿tampoco ahí hablará?.

En el partido contra el Schalke hubo una imagen simbólica. Iba a matar con la mirada al cámara que le estaba grabando. Todo un emperador romano encima de su pedestal.

Y es que el luso está empeñado en no permitir que tengan éxito las campañas de lavado de cara que tanto se esfuerzan en poner en marcha desde su club y desde los medios leales y afines. Según me cuentan, está logrando incluso que Pedrerol le suelte alguna estocadita.

Al final del encuentro, Casillas (que es más perro viejo) aprovechó las cámaras para escenificar una llamada de atención a CR7 y recuperar galones. Es conocida la animadversión entre ambos.